Recomendaciones clave desde el enfoque cognitivo-conductual
Definí reglas claras y concretas :
Es importante que el niño sepa qué se espera de él. Las normas deben ser pocas, simples, comprensibles y consistentes.
Anticipá situaciones que puedan generar conflicto :
Prepararlo con antelación para cambios, transiciones o situaciones que suelen desregularlo puede reducir la intensidad de la respuesta.
Reforzá las conductas positivas :
Elogiá o premiá las conductas adecuadas en el momento en que ocurren.
Evitá prestar atención excesiva a la mala conducta :
Muchas veces, los comportamientos desafiantes se mantienen por la atención que generan. Ignorar selectivamente lo inapropiado (cuando no es riesgoso) puede reducir su frecuencia.
Ofrecé alternativas a la conducta inadecuada :
Enseñale qué puede hacer en lugar de lo que no debe hacer: por ejemplo, pedir ayuda en vez de gritar, usar palabras en vez de empujar.
Establecé consecuencias lógicas y proporcionales :
Las consecuencias deben estar relacionadas con la conducta (ej: si tira un juguete, debe levantarlo, incluso si se requiere de tu modelación) aplicarse de forma inmediata y sin gritos, o bien retirar por un rato el elemento.
Usá apoyos visuales para organizarlo y anticiparle situaciones :
Agendas visuales ayudan a dar estructura y seguimiento.
Sé constante y coherente :
El cambio de conducta necesita repetición, paciencia y un ambiente predecible. Todos los adultos a cargo deben aplicar las mismas estrategias.